Según los registros escritos que nos han permitido estudiar la historia de la humanidad, la "prehistoria" puede definirse como el período de tiempo abarcado entre el 35.000 a.C. y el 3.000 a.C. en el caso del Oriente Medio –en el caso de Europa occidental, se extiende hasta el o hasta el 2.000 a.C.-. Según lo que se pudo observar y registrar, los antiguos constructores ya tenían un profundo conocimiento de las condiciones ambientales y de las necesidades físicas del ser humano. Inicialmente organizados en grupos o tribus, los humanos utilizaron estructuras construidas con piel y huesos de animales para protegerse del clima y las amenazas del mundo exterior. Miles de años más tarde, las primitivas cabañas evolucionaron hasta convertirse en complejas estructuras construidas en ladrillo o barro, asumiendo formas geométricas más definidas con aberturas intencionalmente generadas para permitir la ventilación e iluminación natural de los espacios interiores.
Durante los próximos meses, publicaremos en ArchDaily artículos cortos enfocados en la historia de la arquitectura que pondrán en evidencia los procesos de evolución que ha sufrido el hábitat desde los tiempos primitivos hasta la actualidad. Durante esta primera semana, dedicaremos parte de nuestro tiempo a reflexionar sobre las estructuras de las primeras civilizaciones conocidas por la humanidad: las aldeas del Neolítico, la Mesopotamia y el Antiguo Egipto.
Megalitos
En las antiguas civilizaciones que poblaron Europa Occidental alrededor del 4200 A.C., los Megalitos -refugios prehistóricos realizados con bloques de piedra de gran tamaño durante el período Neolítico- eran considerados importantes innovaciones arquitectónicas, astronómicas y comunitarias. Los megalitos, cuya etimología significa "gran piedra", eran estructuras con múltiples usos: tumbas, observatorios astronómicos, refugios o puntos de referencia territoriales. Muchas de estas construcciones aún se pueden encontrar en regiones como Irlanda, Escocia e Inglaterra. Una de las estructuras más conocidas de este período sea tal vez el Stonehenge en Salisbury.
Mesopotamia
Entre los ríos Tigris y Éufrates (territorio actualmente ocupado por Irán e Iraq) se encuentra una tierra fértil llamada Mesopotamia. Los sumerios, que según los historiadores fueron la primera civilización registrada en la Tierra (alrededor del 4000 a.C.), habitaron este sector y exploraron sus ríos. En el corazón de sus "ciudades", los sumerios erigieron grandes templos materializados con ladrillos -como el Templo Blanco de Uruk-. Durante la etapa Neosumeria (alrededor del 2150-2000 a.C.), estos templos adoptaron formas más complejas y desarrolladas, incorporando un tipo de estructura escalonada que hoy se conoce como Zigurat –construcción de naturaleza religiosa-. En cuanto a la población, la mayoría de los habitantes de la antigua Mesopotamia vivían apretados en densos barrios de pequeñas casas organizadas en torno a patios. Unas décadas más tarde (alrededor del 1800 AC), los babilonios invadirían la Mesopotamia e introducirían nuevas estructuras urbanas y arquitectónicas de morfología mayormente ortogonal. En el año 539 a.C., la región pasó a estar dominada por el imperio persa, quienes incorporaron su cultura y se encargaron de combinar dentro del territorio toda la enorme variedad de elementos arquitectónicos y decorativos de las civilizaciones que habían habitado el sector previamente, fusionando los estilos en un nuevo modelo arquitectónico que más tarde se conocería como arquitectura persa.
Antiguo Egipto
Los antiguos egipcios son principalmente recordados por sus estructuras piramidales, imponentes criptas reales que destacaban la importancia de quien allí yacía y simbolizaban la conexión entre el dios sol y el faraón. La Mastaba -estructura antigua de base rectangular, techo plano y muros laterales inclinados-, construcción predecesora de la pirámide, se considera la forma más antigua de cripta o tumba construida por los antiguos egipcios. Estas estructuras geométricas dan acceso a una galería subterránea y a una cámara funeraria. Las mismas fueron poco a poco modificadas y ampliadas hasta llegar a consolidarse como verdaderas pirámides, expresando toda la importancia de la figura del faraón -cuanto más grande era la pirámide, más importante era la persona que estaba enterrada en su interior-. La primera estructura monumental construida en Egipto fue el complejo funerario de Saqqara en las afueras de Memphis, una pirámide muy parecida a la estructura escalonada del Zigurat. El complejo funerario más conocido es el que se encuentra en la península de Giza, que alberga la reconocida Gran Esfinge y tres grandes pirámides: Queops, Quefren y Miquerines.
El Reino Medio de Egipto (alrededor de 2040-1640 a.C.) nos ha dejado una producción de templos y cámaras mortuorias sorprendentes. En las dinastías que sucedieron al Imperio Medio, la producción material se encontró marcada por la búsqueda de jerarquía y la monumentalidad, con imponentes escaleras, elaboradas terrazas y columnatas, como es posible ver en el Templo Mortuorio de la Reina Hatshepsut en Deir-el-Bahari.
Fuente: A World History of Architecture (2nd Ed.) por Michael Fazio, Marian Moffett y Lawrence Wodehouse.